El Pleno del Parlamento de Cantabria, por unanimidad, ha acordado instar a las administraciones central, regional y local, encargar a la Universidad de Cantabria un estudio que determine el origen de las filtraciones de agua en La Turbera y proponga las posibles soluciones para acabar con el problema que sufren los vecinos de ese barrio de Torrelavega desde hace dos años.
El acuerdo, tomado a partir de una proposición no de Ley del PRC, a la que el PP se sumó con una enmienda, y que también tuvo el apoyo del PSOE, establece un plazo de tres meses para firmar con la Universidad de Cantabria el contrato para realizar el estudio. Además, obliga a las administraciones a asumir y poner en práctica las soluciones que el informe proponga, aunque en este caso no establece plazos.
El diputado regionalista Javier López Marcano, aseguró en la tribuna que todo lleva a pensar que el problema de filtraciones está relacionado con el pozo de la mina de Azsa, cuyo volumen de agua, recordó, sólo supera en la región el embalse del Ebro. También señaló, por eso mismo, que este problema puede trascender al barrio de La Turbera y afectar no solo a Torrelavega sino a generaciones venideras.
López Marcano también ironizó sobre las explicaciones dadas en la tribuna por el alcalde de Torrelavega y diputado popular, Ildefonso Calderón, al hilo de las gestiones realizadas en este asunto por el Ayuntamiento. Cuando Calderón defendió que ante el problema siempre había «cogido al toro por los cuernos», el regionalista preguntó con sorna si en vez de toro el alcalde no habría cogido por los cuernos «un osito de peluche», poniendo en cuestión su implicación con la situación de los vecinos de La Turbera, y asegurando que todas esas gestiones han sido «inútiles».
Ildefonso Calderón defendió su gestión, insistiendo que los informes técnicos descartan que las filtraciones se deban a las redes municipales, argumento por el que siempre ha limitado la responsabilidad del Ayuntamiento ante los vecinos. Además recordó sus gestiones ante Azsa, Confederación Hidrográfica del Cantábrico, Eon, y otros organismos, para intentar determinar a qué se deben y a quien competen esas filtraciones.
Los vecinos del barrio de La Turbera, un pequeño grupo de casas que supera los 50 años de antigüedad, padecen desde hace dos años filtraciones de agua, que producen desde humedades hasta auténticos charcos en algunos casos. Además de las molestias e insalubridad de esas humedades, los propietarios temen que el agua esté afectando a los cimientos de las casas y estén poniendo en riesgo la estabilidad de las viviendas.