Me dirijo a ti, ciudadano de a pie, que sigues sin reaccionar ante todo lo que está pasando en Torrelavega, en la región y en nuestro país «ejemplar» y «democrático», donde todos y todas somos «iguales» ante la Ley y además tenemos las «mismas oportunidades».

Algunos, como yo, llevamos varios años en la calle y en todas las movilizaciones, reivindicaciones y acciones de protesta que surgen de diferentes colectivos y personas afectadas por alguna injusticia. Y nos produce incredulidad, impotencia y cabreo vernos siempre los mismos. Cada vez te echamos más en falta. Unas veces somos 300, como ayer con los compañeros de Papelera, otras podemos llegar hasta los 5000 en el mejor de los casos, como ha sido con ocasión de las Huelgas Generales en Torrelavega, con Sniace o con Bridgestone. Pero es que todas estas cifras resultan muy pequeñas cuando sabemos que en esta ciudad son ya 6652 desempleados, 13494 en la comarca. Más de la mitad de ellos ya no reciben ninguna prestación. Además a estos datos hay que sumar un número cada vez mayor de empresas, de todos los tamaños, con expedientes de regulación de empleo temporales, como Sniace. Cada vez hay más conflictividad en todas las empresas, con las negociaciones de Convenios paralizadas o atascadas, como es el caso de Bridgestone. Con reducciones salariales y de pérdidas de derechos laborales generalizadas, fruto de una reforma laboral injusta y precarizadora.

 

Mucho disfrutábamos en la playa para soportar el trayecto en autobús desde Torrelavega a Suances. Era un infierno.

Solo había dos soluciones: la Pista Río o la Playa de La Concha en Suances. Yo era de los de la playa. De la playa de La Concha y con respeto a la resaca y a la bandera. La de los Locos, entonces, era solo para los locos.

La temporada de playa empezaba con una quemadura «del uno». Daba igual lo que te dijera tu madre, daba igual lo que sufriste el año anterior, daba igual lo que te contó un amigo. El verano empezaba con una quemadura; y detrás de ella, el vinagre, el aceite, la sofisticada Nivea, y más tarde el AfterSun. Aquella noche sufrías, la siguiente un poco más, y a partir del tercer día la mejoría era definitiva. Digamos que era un peaje para circular por el verano. Por supuesto, para que una quemadura del sol tuviera un cierto prestigio, era imprescindible que la espalda se pelara.

Está la sociedad rasgándose las vestiduras porque un informe de la inspección educativa de la Comunidad de Madrid manifiesta un «desastroso» nivel de conocimientos culturales positivos de los licenciados de Magisterio; es más, parece que tienen grandes lagunas en contenidos básicos de educación primaria. Cuando lo leí me quedé perpleja, no podía creerlo… ¿Cómo es posible? ¿Cómo han conseguido estos licenciados superar la Educación Secundaria Obligatoria, el bachiller, el examen de selectividad y una carrera universitaria? Si el informe es cierto, ¿a qué altura quedan todos los profesionales que se han encontrado en su camino y todo el sistema educativo español, incluida la universidad?

Llegados a este punto, permítanme que dude de la veracidad del informe; creo que está manipulado a conciencia, que a través de él se pretende desprestigiar a una profesión que se ha vuelto un poco incómoda por sus reivindicaciones a favor de la escuela pública y en contra de los recortes, y que da otro paso para justificar una nueva ley educativa que nadie ha pedido y que nos hace retroceder en el tiempo (y no para bien, precisamente). Porque, si yo estoy equivocada y los resultados fueran ciertos, las autoridades educativas tendrían la responsabilidad de hacer que toda una generación de maestros volviera a pasar por las aulas, y no para enseñar, sino para aprender. Es posible que algún despistado no se haya dado cuenta de que el río Ebro no pasa por Madrid, pero vamos… lo que no me puedo creer es ese supuesto analfabetismo de personas tituladas en las Escuelas de Formación del Profesorado. ¿Se dan cuenta de la gravedad de lo que dicen? ¿De que están echando por tierra la profesión que está en la base del progreso de nuestra sociedad?

Me dirijo a los ciudadanos en general, y a los partidos políticos con representación municipal, para dar a conocer nuestra postura con respecto a los presupuestos municipales de 2013. Valoremos por tanto la realidad de la correlación de fuerzas municipales,…

Como alcalde de Santillana del Mar, Isidoro Rábago, quiero salir al paso de las medias verdades, o lo que se conoce como «crítica que algo queda», a las que nos tienen acostumbrados el PP de Santillana desde hace 14 años, los mismos que soy alcalde, y de las que, recientemente, ha dado muestras a través de varios comunicados remitidos por el grupo popular a los medios de comunicación.

Qué a este alcalde le gusta la vida municipal, por supuesto, que me gusta hacer cosas en el municipio, seguro, que un alcalde cobrando puede ser más barato que otro no cobrando, por supuesto, todo depende de las obras que realice y de los proyectos que traiga para su municipio, y ya si se jubila y deja de cobrar del consistorio desde septiembre de 2012, pero sigue al pie del cañón como siempre, ni os cuento, algo que el PP, curiosamente, huelga decir en sus últimos comunicados.
Yo sé que el PP de Santillana tendrá que decir algo de vez en cuando que para eso es la oposición, pero lo que digan que sea sensato y no con suspicacias y confundiendo a la opinión pública. Dudan de la gestión y trabajo del alcalde y de su equipo de gobierno, a sabiendas de que todas las puertas del ayuntamiento están abiertas, que no hay llaves, ni se oculta nada, y lo hacen con el doble filo de las palabras que mezclan con mensajes subjetivos, basados en sus propias conjeturas, y teorías propias.

Les quiero recordar que no somos los culpables de que durante estos años el pueblo nos haya votado, sino que son los representantes del PP de Santillana los que no han dado confianza a los vecinos. El pueblo ve la actuación de ambas partes: la del equipo de gobierno sí, pero la de la oposición con sus actuaciones y actitud, también.

Queridos amigos: una vez finalizada la última entrevista en el despacho del S.O.A.M., y cuando os veía salir por la puerta con el rostro de preocupación y angustia por las dificultades educativas con vuestro hijo, y su negativa a una…

No hay duda. Lo mejor era que no había colegio… Era un día especial. Al igual que cuando recordábamos las Ferias sentíamos como empezaban antes de la fecha, la llegada de La Vuelta a España era igual. El día anterior,…

Las tareas… al utilizar esta expresión nos referimos normalmente al trabajo que se impone a los estudiantes para realizar en casa y, por tanto, fuera del horario lectivo, tema este muy controvertido, sobre el que ni la sociedad ni los profesionales de la educación nos ponemos de acuerdo; es más, en muchos casos no suele haber acuerdo ni entre los miembros de un mismo claustro. Yo, a lo largo de muchos años de profesión, he ido variando mi opinión respecto a este tema. (Debo aclarar que al hablar sobre esta cuestión me estoy centrando en el alumnado de primaria; dejo fuera de discusión, por distintos motivos, a infantil y secundaria.)