Los y las militantes de Izquierda Anticapitalista, el viernes en la manifestación de Torrelavega, quedamos primero sorprendidos, más tarde indignados y finalmente entristecidos por la atropellada invasión y ruptura de la manifestación de trabajadores que protagonizó el cortejo del bloque crítico al grito de «unidad obrera y sindical».

La manifestación había sido convocada por la Coordinadora Social del Saja-Besaya, como un paso hacia la unidad obrera y a la que habían sido invitados todos los partidos y sindicatos del bloque, y tanto el lema de la pancarta de cabecera (¡Hay que echarlos!) como el manifiesto final en nada contradecían las consignas que se gritaban desde el cortejo del Bloque Crítico.

El 25 de noviembre celebramos el día internacional de lucha contra la violencia de género y aprovecho la cercanía de dicha fecha para reflexionar con este escrito sobre un tema angustiante en nuestra sociedad y, de una manera especial, en los menores que sufren esta realidad en sus familias.

Nuestra sociedad se siente preocupada e interesada por el problema de la violencia de género; se editan libros y se hace investigaciones sobre el tema. Sin embargo son más escasos los estudios y los datos sistemáticos que nos permiten conocer el impacto que este tipo de violencia tiene sobre los niños/as, adolescentes, … que viven en el contexto de esta realidad.

¿Qué nos está pasando y desde cuándo? Yo no he estudiado política, ni me considero política, faltaría más, esa es una casta a la que solo un@s poc@s pueden acceder. Lo que no tengo muy claro son los méritos que…

Torrelavega ha muerto. Nos la han matado. Vivían tiempos mejores para una ciudad que era sin duda el corazón de Cantabria, su motor. La ciudad del dólar se decía. De eso ya no quedan ni las migajas. Ahora estamos en una ciudad sin alegría. En una ciudad silenciosa allí por donde se pase. Con caras tristes y castigadas por el azote de la crisis. Caras que son el reflejo de una realidad que no nos imaginábamos hace apenas 5 años.

El señor Calderón, alcalde, diputado y médico nutricionista, además ahora es enterrador. Él y su compinche, el señor Diego, están haciendo una fosa para enterrar a Torrelavega. Él es el que a golpe de pico y pala con sus hechos hace que el hoyo sea cada vez más profundo y es aquí donde entierran las ilusiones de personas anónimas. Personas que tenían la ilusión, como él decía en su programa electoral, de nacer, vivir y trabajar en Torrelavega. Nada más lejos de la realidad. Nadie nace en Torrelavega, fomenta la emigración con el programa «Europa» tratando que los jóvenes se vayan a trabajar al extranjero y el trabajo es cada vez más escaso batiendo records de desempleo.

-Trabajadores culpables de perder su puesto de trabajo y de que no lleguen empresas e inversiones a la comarca.

-Subvenciones o incentivos a la fuga de trabajadores al extranjero.

-Gente sin casa y casas sin gente.

-Denuncias que son archivadas por la autoridad judicial por no tener razón de ser, y que sin embargo acaban en multas de la autoridad política; culpable y cómplice de los desahucios; contra los ciudadanos que se ven expulsados violentamente de sus viviendas y sólo les queda protestar de manera pacífica ante los abusos y atropellos de una legislación y un sistema injusto pertrechado por unos partidos políticos (PPSOE-PRC), que están al servicio de los poderes económicos y financieros, y no de los ciudadanos a los que representan y que los eligen.

El libro de texto es un instrumento de la educación que desde hace años está generando debate entre los docentes. ¿Cuál es su importancia en el hecho educativo? ¿Es imprescindible? ¿Libro de texto o libros en general?

Por lo que me indica la experiencia, en este tema hay dos opiniones contrapuestas: la que sostiene que el libro de texto es imprescindible y la que considera que no es necesario, sino que lo serían diversos libros y materiales de utilización colectiva. No estaría mal contemplar una tercera vía que haga compatibles las dos posturas anteriores.

Creo que se puede prescindir perfectamente del libro de texto como eje central y fuente casi única en cada materia que plasma un currículo ordenado que ha de seguir el docente. Esto puede hacerla más cómoda para el maestro o maestra, pero más rígida y de menos interés para el alumnado, además de no favorecer la educación en competencias.

En esta tribuna quiero acercarme a un tema que es esencial en el ámbito educativo, y más concretamente en la familia: «las normas».

Cuando hablamos de educación en familia, solemos remarcar la importancia de las normas por ser una herramienta preventiva, que ayuda a evitar comportamientos desajustados y en la que nos apoyamos para transmitir principios educativos y valores.
Todo grupo social necesita normas para funcionar, y en la familia los padres deben ejercer la figura de autoridad desde el razonamiento y el sentido común.

Cuando un torrelaveguense quiere escribir con nostalgia de sus recuerdos, y ha sido hijo de un empleado de Solvay, necesariamente esos recuerdos deberán rendir homenaje a «La Fábrica».

«La Fábrica». Así se llamaba la empresa en casa de sus empleados, de sus productores, de sus directivos. Para todos, sin distinción, era «La Fábrica». Entonces, ésta cuidaba de todos. Mientras constituía la base de los ingresos de miles de familias en Torrelavega, Solvay albergaba un pequeño Hospital donde se pesaba a los bebés hijos de sus operarios. Después, solo había que crecer. Cuando ya eras niño y dejaste de ser bebé, podías ir a Las Colonias de Solvay. Después, podías jugar en el Club de Ajedrez de Solvay, esquiar en su Club de Montaña, o jugar al Tenis en sus frondosas instalaciones.
Al final, todos teníamos algo que ver con esas actividades que «La Fábrica» ofrecía a su personal y a sus familias.