Contaminación en todas sus variantes por tierra –suelos y subsuelos­–, aguas, mar y aire, mayor intensidad de inundaciones, sequías y temporales, subida del nivel del mar, deslizamientos de tierras, erosión, seísmos, soplaos o hundimientos, deforestación, cambio climático, degradación del paisaje, hacinamiento, saturación, extinción de especies, pérdida de biodiversidad, destrucción de hábitats, incendios forestales, agotamiento de los recursos, pobreza energética, refugiados ecológicos, sobrepoblación…., son fenómenos que han ido abriéndose paso en el lenguaje y las preocupaciones de la sociedad del último medio siglo que, lejos de interpretaciones tremendistas o acusaciones de catatrofismo y de su remisión a causas puramente naturales o accidentales e inevitables o fatalistas, han ido confirmando acertados análisis, cada vez más rigurosos y científicos, del carácter decisivo de la intervención del hombre en la generalización y frecuencia de las profundas alteraciones de sus relaciones con el medio ambiente, en la ruptura progresiva de los equilibrios bíofísicos y ecológicos fundamentales para garantizar la superviviencia de la propia especie –y de las que vienen acompañándola en su periplo vital–, y en la extensión de lo que, sin ningún género de dudas, podemos ya denominar como crisis ecológica planetaria.

Aparece. así, en el primer plano de las prioridades –por más que pretenda ocultarse su importancia y situarlas en el ámbito de unos movimientos ecologistas o de un pensamiento verde calificados, muchas veces, de opuestos al progreso y al bienestar de la población cuando no de lunáticos o fundamentalistas– el concepto y la aspiración a la seguridad ambiental, un objetivo que, a poco que se exprima su significado y trascendencia, es condición imprescindible para toda esa serie de seguridades que habían olvidado su soporte esencial: la seguridad alimentaria, la seguridad ciudadana, la seguridad laboral, la seguridad vial, la seguridad energética, la seguridad jurídica…, manifestaciones básicas para definir la calidad de vida y la justicia global para el conjunto de la sociedad.

Son los de toda la vida… Comercios «con encanto» o comercios encantadores.

Encantador era para los niños aquel «caballón» que vestía el alto escaparate de la guarnicionería de Recalde. Era un recurso fantástico para mi abuelo llevarme a ver aquel caballo que por muy disecado que estuviera, tenía vida, porque sus ojos eran de verdad por mucho de que nos quisieran convencer de que no era así.

Eran comercios que conseguían que las familias se pararan en sus escaparates en un alarde de marketing de otras décadas. En la calle ancha, había un escaparate lleno de pollitos que se hacinaban entre virutas de madera. Calentitos, blandos, suaves… a la luz de un bombilla roja de la que podíamos percibir el calor desde la calle.

Como todos los veranos una cortina de humo, en forma de falso debate político, trata de distraernos de lo que verdaderamente nos preocupa a la mayoría de la población. En esta ocasión, es el debate sobre la intención del PP de cambiar la Ley Electoral.

El debate es falso porque no se trata de hacer más democrático el actual sistema electoral, sino de una descarada lucha por el poder.

El PP porque sólo trata de blindarse para no perder el gobierno de algunos ayuntamientos importantes. El PSOE e IU porque esperan recuperarlo en algunos que perdieron, o porque aspiran a alcanzar otros nuevos, mediante pactos de gobierno, después de las votaciones. De ahí la ambigüedad real que manifiesta el PSOE que, bajo la apariencia de una rotunda oposición actual, sólo pretende aprovechar el previsible declive del PP, en unas próximas elecciones, para, después, sí, entrar en negociaciones. No olvidemos que ya el PSOE había planteado una reforma parecida , hace unos años, y que su principal argumento ahora es que «no es este el momento». ¿Lo será después?

A estas alturas del verano seguramente te hayas encontrado ya varios animales abandonados vagando por la carretera, tristes, con la mirada perdida y la cabeza agachada. Seguramente eran miembros de familias que les compraron de cachorritos por su raza y pedigrí y que cuando han crecido se han convertido en un estorbo para disfrutar de las vacaciones.

Esos seres carentes de corazón que son capaces de abandonar a su suerte a un ser que lo da todo por ti y que te admira y adora, deberían aparecer en los carteles de «se busca» en todas las calles de la ciudad, porque esos seres son delincuentes. No sólo rompen el corazón a su más fiel amigo sino que le condenan, en la mayoría de los casos, a una muerte segura.

Plaudite, cives.- D.Pedro Valero Meléndez

A los jóvenes nos ha tocado vivir una sociedad en la que BAUMAN explica: «están conviviendo los muertos y los vivos a la vez», lo que está muerto, pero que aún no se ha muerto del todo y lo que está naciendo, pero que todavía no ha nacido del todo. Los chavales estamos desconcertados al no poder predeterminar lo que vamos a hacer.

Al menos nos queda saber que el pasado nunca vuelve y solo podemos esperar que el futuro sea más alentador.

Cuando el 15 de noviembre de 2012 se solicitó la utilización del salón de actos de la Cámara de Comercio e Industria de Torrelavega nadie, fuera del entorno juvenil, conocía aún el potencial de este movimiento bautizado como BUSINESS HUB TORRELAVEGA.

Aquella tarde más de un centenar de jóvenes para sorpresa de las autoridades presentes nos reunimos para, y de la mano de Don Ricardo Garrudo, Presidente del grupo Wolder y primer empresario decidido a apostar por nosotros, demostrar a todos que tenemos voz, tenemos ganas y podemos organizarnos!

Esta divertida anécdota de los míticos piteros de Reocín: Bosio y Martín, me sirve para argumentar lo que sentimos muchos torrelaveguenses ante las nuevas (¿) medidas del Gobierno Regional para mitigar la enorme crisis económica, social e industrial de Torrelavega y su comarca. Misma letra, misma música. Mismo proyecto con diferente nombre, pero en inglés que parece que suena diferente, mejor y moderno. Otra vez lo mismo pero anunciado con una solemnidad impropia.

Los asesores de imagen y publicidad del Gobierno Regional han apostado esta vez por el inglés -muy de moda en la capital- para presentar, otra vez más, un proyecto para la recuperación medio ambiental y socioeconómica (nada menos) de la comarca del Besaya, y van… Esta vez lo llaman:»Besaya Green Network 2020″, es decir, algo así como: «red verde del Besaya». Si ésta es toda la creatividad e imaginación de que son capaces, no me extraña que la comarca se hunda irremisiblemente.

Un viejo proyecto ya realizado varias veces desde el año 1986 y que ha conseguido escasos objetivos, al menos en Torrelavega. Muy poco efectivo, por cierto, ya que el rio Besaya se ha llevado gran parte de los trabajos realizados aguas abajo, y el resto ha sido devorado por la maleza y el ignorado mantenimiento.

Estos tiempos de fiestas en Torrelavega me hacen reflexionar. Parece que, durante unos días, la ciudad se vuelve a llenar de aquella luz que un día tuvo. Pero, nada más allá de la realidad, estamos hundidos. A la juventud nos ofrecen estas fiestas como nuestras.

Si sois jóvenes entenderéis que esto es una broma de mal gusto. Si ya no lo sois tanto, debéis saber que, la mayoría, no somos tan vagos y superficiales como nos pintan. Pensamos en lo que se nos viene encima. Es duro ver cómo los sucesivos equipos que pasan por el ayuntamiento se ríen de nosotros.

En estas fechas, su medida estrella en nuestro favor es la de legalizar, durante La Patrona, el «botellón» en el Auditórium. ¿No es ridículo? A mí, personalmente, me duele ver cómo se olvidan de nuestro futuro. Crecemos sabiendo que vamos a tener que emigrar, que alejarnos de nuestra familia y amigos. Solo nos queda seguir preparándonos para engrosar las filas del paro. Vivimos en una ciudad ruinosa, donde el único plan de nuestros gobernantes para salir del bache es el de volver a empezar el camino que nos llevó a él.