El pasado 24 de mayo realizamos el tercer trasplante de corazón en un mismo paciente. Se trata de un riojano de 52 años, a quien por diferentes motivos médicos ha sido necesario realizarle tres trasplantes cardiacos: el primero en 1990, el segundo en 2003 y el tercero el pasado mes de mayo. Más de tres meses después de esta última intervención, el paciente mantiene una evolución satisfactoria de su salud.
La cirugía se desarrolló durante 10 horas y en ella intervino un equipo de tres cirujanos, dos anestesistas y tres enfermeras especializadas. La recuperación en la Unidad de Cuidados Intensivos se prolongó por espacio de 10 días.

 «Un médico cura, dos dudan, tres muerte segura». Refranero español

El 12 de Diciembre de 1799 George Washington se sintió algo resfriado cuando regresó a su rancho por la tarde. Sus sospechas se confirmaron al día siguiente cuando comenzó a sentir un fuerte dolor de garganta. Ante la sugerencia de su secretario para que tomara algún medicamento, respondió con sorprendente ronquera: «Sabes que nunca tomo nada para el resfriado. Como ha venido se irá». Pero, lejos de mejorar, el sábado se sintió febril y mal dispuesto. Apenas podía hablar y respiraba con dificultad.

El doctor James Clark, que había servido junto a Washington en mil batallas y era el médico de la familia, fue requerido para valorar el estado del Presidente. Decidió que el tratamiento más adecuado sería una sangría, que realizó el capataz de la granja, de reconocida habilidad en estos procedimientos. Mientras, preparó una mezcla de melaza, vinagre y mantequilla para mitigar las molestias en la garganta, pero Washington no pudo tragar una gota. Horas después la situación clínica empeoraba a pesar del tratamiento, por lo que el Clark indicó un nuevo preparado, con té y vinagre, para que el paciente hiciera gárgaras, prescribiendo también otra sangría.

Alrededor de las once de la noche se encontraba casi agónico. Clark solicitó ayuda a los doctores Brown y Dick, y mientras esperaba a sus colegas repitió la sangría, sin resultados positivos.

Una vez reunidos, los tres doctores examinaron a Washington. Clark y Brown eran más experimentados que Elisha Cullen Dick, que en aquel entonces contaba treinta y siete años. Según los registros de la época, Brown fue bastante taxativo en su diagnóstico: amigdalitis. Clark mantuvo una actitud dubitativa al inicio, pero acabó por estar de acuerdo.