A propósito de la calle Julián Ceballos: Un poco de teoría urbanística para una propuesta de actuación

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La polémica sobre la eficacia de las obras que se están acometiendo en la calle Julián Ceballos me devuelve a la memoria un planteamiento sobre lo que habría de ser un tratamiento de este espacio -particularmente entre sus confluencias con Fernando Arce y Alonso Astúlez- más acorde con el medio tan densamente habitado que lo rodea.

Tiene uno la impresión de que cuando se acometen obras urbanas se participa de un ritual que conduce a la Administración y los Poderes Públicos a un rutinario ejercicio de mantenimiento y mejora de los servicios y los espacios sin contextualizar todas estas obras en un diseño preconcebido de Ciudad. Allí donde exista un espacio para actuar, es preciso hacerlo así, con criterio.

El primero de los criterios habría de ser el de la intencionalidad. Cuando se hace una obra en un espacio urbano es preciso pretender algo, buscarle una intención. No basta con hacer la obra para atajar necesidades puntuales (un poco más de aparcamiento) o resolver problemas sobrevenidos (reparar o mejorar servicios). Una intervención en un espacio público urbano requiere un diseño que provoque su óptima utilización, y en el amplio tramo de calle del que hablamos se puede y debe hacer.

 

El propósito sería aprovechar las obras necesarias para completar una actuación que resuelva otras carencias, particularmente relacionadas con la vialidad y la calidad de vida.

Veamos cómo. En la zona alta de Julián Ceballos (en especial entre ésta y Félix Apellániz) Torrelavega ha heredado una de las más patentes muestras del desarrollismo constructivo de los años 60-70, con una densidad de edificación y ocupación que está en el origen de no pocos problemas que afectan a la habitabilidad de ambas calles. En una zona acogotada de edificación el espacio, lejos de ser ocupado y disfrutado por sus residentes, se acogota a su vez de vehículos... circulando y estacionados.

¿Se pueden mejorar las condiciones de tráfico dando mayor fluidez al mismo? ¿Podemos crear un espacio público más propicio a su ocupación por las personas y al tránsito de éstas? ¿Se puede corregir la "dureza" de este entorno?. Si queremos, podemos.

Adviértanse varios sinsentidos en este sector de la calle. El primero, unos estacionamientos en batería cuya exagerada longitud propicia el aparcamiento en línea cercenando las posibilidades de abandonar aquél. El segundo, tal profusión de vehículos estacionados en línea por el exterior del aparcamiento mencionado que dificultan el tráfico rodado por la calle como consecuencia de la sobrevenida estrechez de paso. Tercero, este caos de vehículos conviviendo espacialmente con muchas personas que deambulan o permanecen en una acera que por sus dimensiones debía invitar más a su uso.

Llegado el momento de acometer obras en la calle, permítaseme sugerir una pequeña reforma de la urbanización que pretende solventar todos estos déficits en una sola y única actuación. Se trataría de ganar entre un metro y metro y medio de anchura de acera en la margen derecha (en sentido descendente o de números impares), haciendo que los estacionamientos en batería impidiesen físicamente una segunda línea de aparcamientos irregulares, lo cual mejoraría la fluidez del tráfico en la calle. Estos estacionamientos en batería podían aumentarse con la ocupación de los setos cuya función no es otra que "envolver" luminarias ocupando unos espacios para nadie; y con ello, la oferta de aparcamientos aumentaría un poco. Las luminarias podrían emplazarse en una franja arbolada que separase acera (peatones) de estacionamientos y calzada (vehículos) discurriendo a todo lo largo de la calle, separando visual y acústicamente el "medio peatonal" del automovilístico, haciendo más grato y saludable el primero de ellos.

Una reforma de urbanización de pequeña envergadura y costo, pero un cambio importante en las condiciones de este "espacio público urbano" de nuestra Ciudad, una Torrelavega que necesita tener presente esta visión en cada momento en que nos pongamos "manos a la obra" y en cada lugar donde haya cabida a nuestras pretensiones. Por supuesto, coparticipadas con la ciudadanía.

Y es que para acometer obras no hay que pensar en las obras, sino pensar en Ciudad cuando hayan de acometerse obras.