¿Tiene futuro Sniace con Mezquita de presidente?

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Hace días el Comité de empresa hablaba de cierta esperanza, ya que, en la reunión con el Presidente Mezquita, al menos, "se había hablado de futuro". Posteriormente, el mismo Comité matiza y muestra dudas y preocupación, dada la ambigüedad y falta de concreción, mostrada por Mezquita, a la hora de hablar de sus planes. Y, de nuevo, la mayoría del Comité vuelve a dirigir sus miradas hacia el Gobierno de Cantabria, como si sólo el tuviera la llave de la solución.

La pregunta, no obstante, que inevitablemente surge, a estas alturas, es si Sniace tiene futuro con Mezquita al frente.

La presencia y trayectoria de este ejecutivo al frente de la empresa apuntan a que no, que no se puede esperar que con él el futuro de Sniace se consolide razonablemente. Al menos es mi opinión. Y digo razonablemente, ya que no ignoro que Sniace no es un islote, sino que, como toda empresa mercantil, su éxito o fracaso, su viabilidad, en definitiva, está, en gran medida, condicionado por el entorno económico en que se desenvuelve. Mi opinión viene avalada por los siguientes argumentos:

Mezquita fue elevado a presidente como respuesta política a la exigencia de los trabajadores de que fuese destituido el anterior Presidente, de nefasto recuerdo. Pero aquellas circunstancias pasaron.

La gestión de Mezquita ha tenido las siguientes características:

Su aportación económica al capital de Sniace es nula o insignificante. Vamos que, como se suele decir popularmente, Mezquita "tira con pólvora del rey", no ha puesto ni un duro en la empresa.

Se ha caracterizado Mezquita por no querer compartir el poder con nadie, lo cual es una seria dificultad para obtener participación de otros capitales que, lógicamente querrán tomar parte en el control de los dineros que vayan a invertir.

Mezquita se ha especializado en presentar multitud de proyectos sin fondos, pendientes de que otros pongan los medios para llevarlos a cabo. Así, cualquiera labra el futuro de una empresa. Recuerda un poco Mezquita al Presidente Regional, Ignacio Diego. El proyecto de la tan traída y llevada Planta de Bioetanol ha quedado obsoleto y, de haber estado en funcionamiento, posiblemente, hoy, sus trabajadores estarían también en ERE. Las plantas de bioetanol que hoy son rentables utilizan tecnología de nueva generación. Por cierto, es cómico que el PSOE base su apoyo a Sniace, pidiendo, en el Parlamento de Cantabria, que se retome el tema del aval del Gobierno Autónomo para ese proyecto. ¿En qué mundo vive esta gente?

Mezquita optó por dedicarse al sector de la energía, sector, por cierto, que utiliza mucho menos personal, dejando prácticamente abandonadas sus producciones históricas, Celulosa y Fibras. Consideraba Mezquita estas producciones obsoletas, por pertenecer a sectores maduros, según él, que no iban a dar más de sí. Su falta de visión empresarial ha quedado patente. Y, no sólo porque no haya sido capaz de desarrollar sus proyectos energéticos, sino porque le ha faltado olfato, porque no ha sido capaz de vislumbrar que, de unos años para acá, las demandas de celulosa dissolving y de fibra artificial, ambas especialidades de Sniace, iban a estar y están en continua alza a nivel mundial.

Posiblemente, Mezquita es ahora conocedor de esto último. De ahí su afirmación de que el futuro pasa por invertir en Celulosa y ampliar la producción de cierta clase de fibra que ya produce Sniace, y que es hoy muy demandada en EEUU y que pronto lo será también en Europa. Es de sabios cambiar de opinión. Pero que no nos venga con monsergas. El cuento de la adquisición de un nuevo (de segunda mano) Secadero para Celulosa se parece al de la buena pipa. ¿Cuántas veces se nos ha anunciado que había puesto una señal para su compra? ¿Es el Secadero el único problema de Celulosa? ¿Y para Fibrana qué? Y todo el tiempo perdido para sacar estas plantas a flote ¿cómo se recuperará? Como no concrete más es difícil que le sigamos creyendo.

Y un último dato que retrata el carácter de la gestión de Mezquita en su política de personal: de los 22 millones de euros que supone la masa salarial de una plantilla de quinientos ochenta trabajadores, 80 personas se llevan ocho millones, quedando los quince restantes para repartir entre quinientos trabajadores. Sin entrar a poner nombres y apellidos a esos ochenta, ni a describir lo que aportan con su trabajo, el dato global es escandaloso.

Por último, dice Mezquita que el futuro pasa por cómo respondan las Instituciones a sus demandas. En el bien entendido supuesto de que los gobiernos tendrán que cumplir la Ley, en cuanto a ayudas se refiere, no estaría de más que los gobernantes comprobasen todos estos datos y los tuvieran en cuenta, a la hora de tratar con este personaje si, como dicen, su preocupación principal es el mantenimiento de los actuales puestos de trabajo. Por cierto, la lentitud con que el Gobierno de Diego está actuando, en este tema, sugiere que, o no tiene voluntad real de arrimar el hombro, o se dedica, una vez más, a engatusarnos con buenas palabras o, simplemente, no sabe por dónde van los tiros. Su responsabilidad es, cuando menos, demostrar y exigir claridad y celeridad en la toma de decisiones. De momento, sobre el estado de la cuestión, parece que hay diferentes versiones entre lo que dice la empresa y lo afirmado por Diego y urge una aclaración.