Diego y la ínsula de Barataria

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UGTCecilia03

Se vanagloria Ignacio Diego de ser, cual Sancho Panza en la afamada Ínsula de Barataria, un gobernante acertado y cabal en la resolución de los gravísimos problemas que afectan a los ciudadanos de sus "pagos". Así le hemos visto en estos últimos días haciendo declaraciones en las que se reafirma en las bondades de su Gobierno y en como éstas han puesto fin a la crisis en Cantabria.

Para los que vivimos en el apego a la verdad tales afirmaciones nos suenan a literatura barata e imaginación de mal gobernante que pretende vestir de galas una realidad social que luce harapienta.

Se olvida nuestro Sancho Panza particular que su buen gobierno a lo largo del 2014 ha llenado las calles de nuestra comarca y de toda la región de protestas laborales por la pérdida diaria de puestos de trabajo que dejaban a cientos de familias sin el sustento necesario para sobrevivir; de protestas contra los desahucios que sufrían esos mismos trabajadores y trabajadoras a consecuencia del desempleo de larga duración a la que se han enfrentado o de protestas contra los recortes de derechos que nos llegaban desde Madrid y que él se ha prestado a poner en marcha con el grado de diligencia que hubiéramos querido en la resolución de los problemas que nos aquejan.

Se olvida también de que el Índice de Producción Industrial no ha dejado de caer; que es en la industria donde mayor número de contratos de trabajo indefinido se han perdido en los últimos años y donde está creciendo la temporalidad y, por tanto, la precariedad a mayor ritmo. Es en este ámbito también donde han caído en mayor número y cuantía las afiliaciones a la Seguridad Social. Y su caída está arrastrando al sector de los servicios hacia el abismo.

Su desmemoria le mantiene ajeno igualmente a la masiva emigración de jóvenes que estamos viviendo y que forman parte de esa famosa "generación de los mejor preparados" que nació en nuestras aulas de la Formación Profesional y de la Universidad de Cantabria a las que, por cierto, también se ha olvidado de financiar adecuadamente. No conoce tampoco que las clases de los centros educativos han subido los ratios reales de alumnos; que hay menos profesorado en los centros y que las ITs del mismo tardan en cubrirse con la consiguiente pérdida de horas de docencia que afecta gravemente a la formación del alumnado cántabro.

Ha logrado abstraerse, incluso, del rechazo que su centralización de servicios provocó entre los profesionales y usuarios de la Sanidad quizás porque se dedico a arrancar los carteles en los que se plasmó el descontento. Y no se acuerda, tampoco, que la aplicación de las restricciones en la gratuidad de los medicamentos en medio de esta crisis ha puesto en riesgo la salud de muchos pensionistas cántabros que se han visto obligados a elegir entre comer o pagar sus medicinas.

Así mismo, nuestro olvidadizo Sancho, no se ha enterado de que las Organizaciones No Gubernamentales que se dedican a la atención social han agotado las reservas del Banco de Alimentos regional en varias ocasiones a lo largo del último año porque hay miles de cántabros y cántabras que no pueden costear la cesta de la compra o que en estas fechas están realizando campañas de recogidas de juguetes para que la ilusión navideña de sus hijos e hijas no se apague en medio de las penurias en las que se hallan inmersas las familias.

En esta Ínsula llamada Cantabria, ¡querido Sancho!, no brilla tu buen gobierno, ni su ciudadanía mira esperanzada al 2015... por más que te empeñes en repetirlo incansablemente a los cuatro vientos.