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La Igualdad. Un esfuerzo colectivo

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 Acabamos de vivir el 8 de Marzo. Una conmemoración para reconocer y reivindicar.

RECONOCER la lucha emprendida por las mujeres con el fin de alcanzar la igualdad respecto a los hombres en todo el mundo y a la cual no se le puede poner fecha de inicio porque encontramos a mujeres luchando denodadamente en pos de ese objetivo en cualquier época histórica. Y REIVINDICAR porque los estudios que analizan a la sociedad española en relación a este tema en la actualidad son demoledores. En cualquier ámbito estudiado, las estadísticas describen una realidad social que se haya muy pero que muy lejos de alcanzar la igualdad efectiva entre mujeres y hombres.

En el mundo del trabajo la desigualdad adquiere unos tintes dramáticos que se han visto agravados en el contexto de la crisis actual y la aplicación de unas políticas gubernamentales que están incidiendo negativamente en la consecución de la igualdad efectiva cuando no generando una involución social en este aspecto.

Las cifras son tozudas y señalan que el desempleo femenino se sitúa un 1,5% por encima del masculino; la tasa de empleo 10 puntos por debajo de la de los hombres y sobre los salarios demuestran contundentemente que las mujeres cobran un 23% menos que sus compañeros por término medio. A esto hay que sumar aquellas estadísticas que sitúan a las mujeres a la cabeza de la temporalidad, la parcialidad de la jornada y la ocupación en los sectores productivos peor remunerados.

 

Todos estos valores estadísticos señalan al colectivo de mujeres asalariadas entre los de mayor riesgo de exclusión social en nuestro país, de hecho, en España ya estamos viviendo el fenómeno de la feminización de la pobreza, incluso entre las que conservan su empleo, a pasos agigantados.

Es por estas circunstancias y otras que no he abordado que en el año 2014 la conmemoración del 8 de Marzo adquiere un valor reivindicativo innegable que podríamos resumir en un sencillo lema: POR UN EMPLEO DE CALIDAD IGUALITARIO.

Nuestro compromiso sindical con esta declaración ha sido, es y va a continuar siendo permanente. Acompañaremos a las mujeres en su lucha hasta el final porque es la nuestra y la de la clase trabajada en su conjunto. No es la primera vez que lo manifestamos públicamente.

La negociación colectiva, principal instrumento de nuestro trabajo, contempla desde hace años el impulso de los planes de igualdad en las empresas y en la actualidad se está incentivando, en un contexto de enormes dificultades, no solo su mantenimiento sino su perfeccionamiento con el fin de impulsar a través de ellos medidas que garanticen la formación y promoción de las mujeres en las empresas, la eliminación de la segregación laboral, la discriminación salarial y favorezcan su salud laboral.

Estamos en la defensa permanente de los derechos que han permitido a las mujeres ir ganando en autonomía personal a lo largo del período democrático y de aquellas políticas sociales que ayudaron a conciliar la vida personal y laboral y que contribuyeron al fomento de comportamientos sociales basados en la corresponsabilidad entre mujeres y hombres. Unas políticas que hoy están gravemente afectadas por los recortes que en materias como la Educación, la Sanidad y los Servicios Sociales se están realizando. Especialmente graves son los recortes en la ley de dependencia porque están limitando el acceso al mundo laboral a un importante número de mujeres que se ven obligadas, a consecuencia de ellos, a permanecer en sus hogares cumpliendo funciones de cuidadoras sin remuneración ni derecho social alguno.

Dedicamos una parte de la formación impartida en nuestras Casas del Pueblo a promover valores que permitan construir el futuro en igualdad a partir de la actividad que nuestros cuadros y afiliados realizan en sus empresas. En este orden de cosas, estamos promoviendo la representación paritaria en el ámbito sindical y apoyando iniciativas que la procuren en el mundo de la economía, la política y los centros de toma de decisiones como elemento ineludible para conseguir la integración igualitaria de las mujeres en la sociedad.

No obstante, nuestra contribución ha de formar parte necesariamente de un esfuerzo colectivo aún mayor. Un esfuerzo en el que ha de verse implicada toda la ciudadanía en su conjunto. La tarea es ingente y exige de todos y todas una reflexión profunda sobre nuestros comportamientos a título individual pero fundamentalmente colectivos. Aprovechemos este 8 de Marzo para hacerlo.