Tu eres la voz

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Frederic-Larsan

Pues aquí estamos los dos, sentados en la sala de la televisión viendo "La Voz" vía satélite. Son las cinco y pico pi em, como dirían aquí. Una tarde de diciembre aquí en Manhattan que transcurre mientras gruesos copos de nieve impiden ver el Empire State a través del ventanal; yo sorbiendo a traguitos un té negro y Ágador tocándose la ceja, como cuando suele hacer en los escasos momentos en los que algo le ensimisma, si eso es posible.


Me comenta que le gusta Bisbal. Dice de él que es "muy profesional, que se le ve que ama la música porque hace gestos con los labios y con las manos cuando la actuación le gusta, y que, además, cuando tiene que dilucidar (esa palabra no la emplea, pero es la que creo quiere decir aunque no la conoce) entre alguno de los artistas, que siempre suele ser ecuánime (esa tampoco la dice) y escoge al mejor con la mayor de las justicias".

Le miro mientras le hago la traducción simultanea y asiento, porque, la verdad, tiene razón. Además, estamos solos en mi loft así que nadie me ve asintiendo ante una opinión de una persona como él, respecto a un concurso de un canal de la televisión española (otro gallo cantaría si no fuera así, como podrán comprobar). "Tienes razón Aga, a mi me cae bien ese Bisbal". De hecho lo digo con convencimiento; hay algo en él que lo diferencia de los otros coaches, y es simplemente la manera en cómo se toma sus decisiones: con profesionalidad.

Animado porque es casi Navidad, porque el té me está gustando, o por lo que diablos sea (hay que dar siempre una de cal y una de arena y no siempre machacar a los subordinados), me concedo un poco más de frivolidad y añado: "Melendi también me cae bien ahora, parece una buena persona (quien diría, después del gatuperio que montó en un avión hacia Palma de Mallorca en el que coincidimos hace años, pero esto no se lo digo), y Malú parece también buena chica, aunque es blanda a la hora de tomar decisiones".
Ágador me mira y me pregunta sobre Rosario.

Suspiro antes de hablar.

Los anuncios me hacen sentirme salvado por la campana. Me levanto al ventanal y observo la inmensidad del centro del universo que es NY y lo afortunado que me siento de existir dentro de mi propia persona cuando Ágador me llama nuevamente.

"Empieza otra vez", dice, y me siento a su lado.

@fredylarsan