Economía

Encierro de 24 horas en Sniace como símbolo de unidad, lucha y advertencia

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Hace veinte años los trabajadores de Sniace realizaron un encierro de 47 días, que solo abandonaron cuando se puso una solución sobre la mesa. Este miércoles, han comenzado un encierro de 24 horas, de momento... Esta movilización es sobre todo un acto simbólico, de unidad, de disposición a la lucha y de advertencia, para dejar claro que si es necesario están dispuestos a repetir aquella protesta para evitar que 364 trabajadores vayan a la calle y el resto quede pendiente de un hilo.

A las 14.00 horas, como estaba previsto, los trabajadores han iniciado el encierro, en un número que es todavía imposible de determinar, porque algunos se incorporarán más tarde, otros marcharán a trabajar y en las primeras horas había numerosos amigos, familiares y representantes de colectivos que se solidarizan con su situación y que les acompañan durante un rato.

Las primeras horas han sido de intendencia. La lluvia torrencial –como no- no ha puesto las cosas fáciles a los trabajadores, que para no contravenir ninguna cuestión legal –como desde la empresa han advertido-, no han accedido a las instalaciones fabriles y se han encerrado en las dependencias de la portería principal y la entrada, dispuestos a 24 horas de vigilia.

De hecho, la empresa, en el último momento, modificó la previsión de celebrar este miércoles la primera reunión negociadora del ERE y centró su interés en el encierro, en advertir de las consecuencias de ocupar las instalaciones o de impedir el acceso de quienes están trabajando. La reunión del ERE, se ha trasladado para este jueves, a Santander, donde previamente, dirección por un lado y representantes sindicales por otro, se sentarán con el presidente Diego. Esto hará que la duración del encierro se acorte un par de horas, porque la plantilla, quiere acudir a Santander, a apoyar, ante Diego y ante Mezquita.

Mientras, las habitaciones y aulas de la entrada, en estado de semiabandono, rezumando humedad, telarañas y desconchones, no han echado para atrás a nadie. Se han sacado escobas, se han extendido sacos y se han colocado mochilas y bolsas con bocadillos, refrescos y termos de café. Por aparecer, ha aparecido hasta alguna tumbona.

El aula de formación, se ha destinado a las mujeres, que rápidamente se han hecho con el espacio. Buena parte de ellas, estuvieron en el encierro de hace veinte años, y la voz se les quebraba explicando que, mientras anoche preparaban bocadillos y café, les asaltaban los recuerdos. Quién les iba a decir que repetirían a estas alturas, con más canas y más achaques, aunque "igual de guapas", como decía alguna veterana. Y junto a ellas las más jóvenes, a las que no les ha costado coger el relevo y en cada manifestación, en cada concentración, han estado en primera fila, gritando más fuerte.

Como parte del carácter de Sniace, entre los encerrados, también lazos familiares. Las madres que se preocupan porque a sus hijos no les falten los bocadillos, y los hijos preocupados porque sus madres encuentren un lugar lo más cómodo posible para pasar la noche. Y maridos y mujeres, y hermanos, y cuñados....

En el encerado del aula "de las mujeres", mientras se colocaban esteras y se abrían las ventanas para que saliera el olor a humedad y polvo, un trabajador ha escrito con tiza blanca: "Sniace en lucha, otra vez (1993-2013). Sin darse cuenta, las mujeres en silencio han ido rodeando el encerado y viendo como las letras formaban el mensaje, y entre el revuelo de la jornada, la sombra de la preocupación les ha cruzado el rostro.

El resto de los trabajadores se ha ido acomodando como buenamente ha podido. Los más jóvenes, con menos carga emotiva y más tecnología, utilizaban los móviles para mandar fotos y vídeos del inicio de la protesta, y para empezar a matar el tiempo, que será largo y desapacible, como advertían los veteranos, los que ya han estado en otras como esta y peores.

Entre los concentrados, también familiares y amigos, en muchos casos más implicados y más presentes en estos seis meses de movilizaciones que algunos trabajadores. Aunque bien es cierto que esta vez había más caras nuevas en la imagen de la asamblea que ha dado inicio al encierro. Desde el comité insisten, bienvenido todo el que quiera sumar, incluso aquellos que hasta ahora no le habían visto las orejas al lobo.

Por la tarde, los trabajadores volverán a reunirse en asamblea para hablar de cómo va la jornada y, sobre todo, para darse ánimos. Un llamamiento que hacían desde el comité: "cuando alguno decaiga, ahí tenemos que estar el resto". Sobre todo, un convencimiento, que 364 empleos, bien valen una lucha. Por delante 24 horas de encierro.

 

FOTOS: Encierro de los trabajadores de Sniace en la fabrica