El Balonmano Torrelavega consiguió una victoria con autoridad en su visita al BM Caserío Ciudad Real. Un partido que terminó con un 29-37 tras una primera parte frenética y una segunda en la que los naranjas impusieron su ritmo.
El partido arrancó con un Caserío desatado, empujado por un público que rugía desde el segundo uno. La primera embestida local encontró premio inmediato: penalti de Ángel Pérez de Inestrosa y 1–0 cuando aún no se habían terminado de sentar los aficionados. Pero la respuesta cántabra llegó tan rápido como el golpe. A los dos minutos exactos, Isidoro Martínez cazó un balón muerto en el área y congeló el Quijote Arena con el empate.
Caserío falló su siguiente ataque y Moyano clavó el 1–2 sin pestañear. Dolidos por verse por detrás tan pronto, los manchegos salieron a la contra con todo, pero Carlos Calle apareció con un paradón marca de la casa para frenar el incendio. En la otra portería, Jorge Romanillos respondió con una parada casi imposible del portero Santiago Giovagnola, en un intercambio frenético que incluía fallos desde nueve metros y un nuevo golpe de Isidoro, que penetró con violencia para poner el 1–3.
La réplica local llegó por Casares, que recortó y encendió por un instante a la afición amarilla. Poco después, la igualdad volvía al marcador: 3–3. La tensión era una cuerda estirada al límite. Alex Rubiño robó un balón espectacular, cruzó la pista volando, pero su definición no terminó dentro. El partido no bajaba un solo decibelio. Desde nueve metros, Prokop soltó un misil que levantó a los suyos. El Quijote Arena, enloquecido, parecía una olla en ebullición.
Franco Mendive respondió con un golazo desde la banda izquierda, pero Prokop volvió a aparecer, rompiendo la barrera en el minuto 9 como quien atraviesa papel mojado. Ángel Pérez de Inestrosa sorprendió a Calle con un tiro ajustado, aunque la sensación era clara: cada vez que Prokop aceleraba, la defensa amarilla retrocedía. Y así cayó otro tanto del eslovaco para el 5–7.
En plena dinámica frenética, Rubiño recuperó de nuevo y esta vez sí, tras una carrera perfecta, ajustó el disparo para aumentar la ventaja. Caserío respondió con un ataque de Juan Lumbreras que acabó fatal: Rubiño robó otra vez y marcó a portería vacía. Urdiales, sin tiempo que perder, pidió su primer tiempo muerto.
Pero el impulso no se redujo. El 22 local, Javier Domingo, atravesó el centro para el 7–9, aunque la réplica fue, una vez más, gracias al cañón de hielo: Prokop colocó el 7–10. Y segundos después, con un salto que parecía grabado a cámara lenta, dejó a la grada sin aire.
El partido vivía un primer tiempo de infarto. Juanjo Fernández cometió penalti sobre el extremo y Ángel Pérez asumió la responsabilidad… pero allí estaba Calle, gigante, volando para detenerlo. Y lo que vino después rozó lo irreal: Prokop se inventó un tiro por detrás de la espalda, un gesto técnico que paralizó al portero rival. El eslovaco estaba desatado. Caserío volvió a la carga, pero Calle ya había entrado en trance: otro paradón y ventaja sostenida.
Un penalti transformado por el Alonso Moreno dio un respiro a los manchegos. Acto seguido, un robo doloroso para los naranjas permitió a Pablo Mínguez, correr solo hacia portería y anotar el 9–12. El pabellón rugía.
Cuando más apretaba el rival, Junior Scott lanzó un amago perfecto para firmar el 9–13. El intercambio era despiadado: José Andrés Torres local marcó y forzó la exclusión de Marcio Silva. Pero apenas unos segundos después, Jurkovic, desde la izquierda, soltó un latigazo inesperado que se coló para el 11–14.
La tensión siguió escalando cuando Oswaldo fue excluido y Torrelavega dispuso de un penalti que Muñoz convirtió con autoridad. Cuétara, viendo venir un posible empuje local, pidió tiempo muerto para frenar la remontada. Tras el parón, Torrelavega salió agresivo, pero los nervios jugaron una mala pasada: el ataque se perdió en el aire.
Caserío explotó un 6 contra 4 para batir a Jurkovic en velocidad y poner el 12–14. Luego intentaron sorprender a Calle con un tiro bajo, pero el portero sacó otra mano espectacular. La grada no daba crédito. En la acción siguiente, Marcio Silva forzó penalti y Muñoz lo transformó. El José Andrés Torres local respondió con otro gol después de un amago brillante, 13–15. Aunque la respuesta fue la de siempre: otro misil de Prokop, directo al 13–16.
En una jugada dura, Fafa recibió dos minutos tras derribar al rival cuando se escapaba hacia el gol. Alonso Moreno ejecutó otro penalti al milímetro y Moyano, con un disparo quirúrgico, puso el 14–17.
El final de la primera parte fue una auténtica batalla táctica. Pasivo, falta en ataque, y cuando parecía que todo quedaba igual, de nuevo Alonso se inventó un trallazo imparable que superó a Calle. 15–17. Pero la última palabra estaba reservada para Isi, que cerró la primera parte con el 15–18 para los naranjas.
El segundo acto comenzó torcido para el Bathco BM Torrelavega. Jacobo perdió una pelota en el primer ataque y Sergio Casares castigó sin perdón para el 16–18. El inicio parecía dibujar un guion peligroso, pero Isidoro no tardó en responder con un golazo, justo antes de que Caserío estrellara un lanzamiento en la madera. En la jugada posterior, también Prokop se topó con el poste, aunque el marcador seguía sonriendo al cuadro naranja: 16–20.
Una falta en los siete metros permitió a Javi Muñoz poner el 16–21 con sangre fría. El Caserío encontró aire con un bombazo desde 9 metros, pero sus intentos estaban lejos de ser cómodos. En un pase arriesgado de lado a lado, los locales regalaron una contra que acabó en otro penalti para Torrelavega… aunque esta vez Muñoz no acertó.
En la acción siguiente, nueva acción de siete metros, esta vez para Caserío. Y allí, como iba siendo costumbre, Alonso no falló. 18–21. El partido entraba en un tramo de constante fricción, de ataques largos y defensas que arañaban segundos. Hasta que Isidoro volvió a aparecer, restaurando el +3 y el silencio en las gradas locales: 18–21.
Caserío insistía con el 7 contra 6, sin encontrar premio. Torrelavega castigó de nuevo desde los siete metros, con una gran acción de Javi Muñoz que esta vez sí acabó dentro. Y en la siguiente jugada, robo naranja y Oswaldo anotando a portería vacía para desatar el 18–24. Urdiales pidió tiempo muerto (8:44), obligado a frenar la sangría.
Aun así, tras la reanudación, Sergi Mach cortó la sequía: 19–24. Pero en plena remontada, Caserío sufrió un nuevo golpe: dos minutos a los locales por un manotazo sobre Oswaldo. Torrelavega olió la sangre. Rubiño se elevó desde la izquierda para clavar un cañonazo, y en la siguiente acción aprovechó otra portería vacía para firmar el 19–26.
El vendaval no paraba. Prokop, insaciable, anotó su octavo tanto. Alonso Moreno replicó para mantener una mínima esperanza, pero Torrelavega ya jugaba a otra velocidad. El marcador voló hasta el 21–28 en el minuto 15, la mayor diferencia del partido. Caserío gritaba, empujaba, se resistía a hundirse, pero los naranjas olían la victoria. Un Torrelavega valiente, intenso y sin piedad.
La tensión se disparó cuando Isidoro recibió dos minutos por un manotazo sobre el atacante rival, generando un duelo de vaqueros en siete metros: Leo Tercariol contra Alonso. Esta vez, el brasileño adivinó la intención y detuvo el lanzamiento, levantando el banquillo cántabro.
El golpe moral fue devastador. Fafa empujó el balón al fondo de la red en la siguiente acción y, acto seguido, Leo paró un disparo imposible con la pierna. La diferencia se agrandó con el tanto de Silva para el 21–30.
Caserío anotó y rompió una sequía interminable, pero la respuesta fue la misma: Prokop, indestructible, martillando su noveno gol de la tarde. El eslovaco, sin embargo, fue excluido por dos minutos poco después, concediendo un penalti que Torres convirtió sin dudar.
El ambiente en el pabellón ardía. Era el minuto 19:20 y los aficionados de Caserío dejaban clara su frustración. Y en medio de ese caos, Silva volvió a golpear: 23–32. El partido entró en una calma tensa, un duelo por ver quién marcaba primero tras ese torbellino.
El equipo local ajustó pie y alma para recortar, pero la ilusión duró un suspiro: Ángel Fernández respondió de inmediato, 24–33. Y aún hubo tiempo para que Scott sorprendiera desde nueve metros con un disparo certero.
Caserío siguió peleando. En un contraataque, demostró que no habían bajado los brazos. Y Torres, desatado, robó y salió disparado como una gacela para marcar el 27–34. Pero la diferencia era abismal. El esfuerzo, admirable, sabía a poco frente a un Torrelavega sólido, maduro y demoledor.
Tras una batalla incesante, el duelo cerró con un contundente 29–37, una exhibición naranja que no dejó espacio a dudas: Torrelavega fue mejor en todas las fases del partido.
BM CASERÍO CIUDAD REAL. Santiago Giovagnola, Sergi Mach (1), Franco Mendive (1), Juan Lumbreras, Alonso Moreno (6), Jorge Romanillos, Víctor Morales (2), Daniel Palomeque (1), Javier Domingo (3), Ángel Pérez (2), Pablo Mínguez (1), Sergio López, Sergio Casares (2), Jose Andrés Torres (10), Juan Gull.
BATHCO BM TORRELAVEGA. Carlos Calle, Leo Tercariol; Andrés Moyano (2), Marcio Silva (2), Álex Rubiño (5), Junior Scott (2), Javi Muñoz (4), Juanjo Fernández (1), Jakub Prokop (9), Borja Lombilla, Isidoro Martínez (6), Jokin Aja (2), Facundo Cangiani (1), Marko Jurkovic (1), Oswaldo Maestro (1) y Ángel Fernández (1).
Parciales
2 – 3, 5 – 8,7 – 11, 9 – 13, 12 – 14, 15 – 18, descanso
17 – 21, 19 – 24, 21 – 28, 23 – 32, 26 – 34, 29 – 37, final.
