Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente han visitado, un año más, a los niños y niñas de Piélagos. Melchor, Gaspar y Baltasar, acompañados de seis carrozas, dromedarios y un séquito de más de 200 personas, han recorrido este domingo distintas localidades del municipio.
La comitiva real ha partido a las 16.00 horas de Quijano. Desde allí, se han dirigido, primero, al Teatro Vimenor de Vioño y, después, al local municipal de Zurita, para finalizar su viaje en Renedo. Allí han sido recibidos en el Consistorio por la alcaldesa de Piélagos, Verónica Samperio, quien les ha entregado una bolsa con las llaves de todas las casas del municipio «para que esta noche no tengan ningún problema y no se olviden de entrar en todas las casas de estos niños y niñas que aquí les están saludando».
Antes, ha informado a Melchor, Gaspar y Baltasar de que los niños y niñas de Piélagos habían cumplido la promesa hecha ahora hace un año de ser buenos. «Todos se han portado muy bien, así que el carbón que han traído de Oriente aquí no va a hacer falta», ha recalcado la regidora.
A continuación, Melchor ha explicado a los más pequeños que, junto con Gaspar y Baltasar, habían recibido y leído con detenimiento todas las cartas de los niños del municipio. «Hemos estado viendo que os habéis portado muy bien, así que os dejaremos todos los regalos que habéis pedido, pero si alguno se nos olvida perdonadnos porque sois muchos niños y podemos cometer un error», ha pedido el más anciano de los Reyes.
Por su parte, Gaspar ha recordado a los niños que esta noche deben irse a la cama pronto, al tiempo que les ha rogado que dejen «un poco de agua para los camellos y algo de fruta para nosotros, que es muy sana y estamos cansados después de venir desde tan lejos».
Finalmente, Baltasar ha arrancado las risas del público asistente en el exterior del Consistorio al comenzar su intervención hablando en francés. Tras reconocer su error, fruto de tanto trabajo, tras visitar China, Alemania y Polonia, antes de recalar en Piélagos, ha preguntado por los niños que se habían portado bien y después por lo que habían sido algo malos. A todos les ha animado a sacar buenas notas, a dejar agua, la puerta principal de casa abierta «porque por las ventanas no cabemos» y a obedecer siempre a sus mayores.
Tras saludar a los niños y niñas desde el balcón de la Casa Consistorial, Sus Majestades se han dirigido a la carpa de fiestas, donde estaba instalado el escenario real y se ha repartido chocolate, dulces y caramelos a los más pequeños de la casa.